La Oficina del Historiador al rescate de La Habana
La Oficina del Historiador de La Habana es una noble
institución oficial cuyos orígenes se remontan a 1938, bajo el gobierno de la
seudo república de neto corte conservador y antipopular. A pesar de ese inicio,
bajo el signo de corrupción, se le reconocen al organismo acciones importantes
en la valoración y preservación del rico patrimonio arquitectónico de la
capital de Cuba.
Cuando llegó la Revolución, en 1959, la Oficina del
Historiador tuvo continuidad en la figura de su fundador, Emilio Roig de
Leuchsenring, hasta su muerte en 1964. Leal de Leuchsenring está considerado
como uno de los más brillantes intelectuales cubanos de la primera mitad del
siglo XX. Lo reemplazó Eusebio Leal Splenger, quien avanzó en los trabajos de
recuperación patrimonial, gestionando asistencia económica para tareas de reconstrucción
monumentales como las efectuadas en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña y
el Morro (que ya comentaré más adelante) y logró que en 1982 la Unesco le concediera
a La Habana Vieja la calificación de Patrimonio de la Humanidad.
El giro profundo de la economía cubana tras la disolución de
la URSS y la caída del Muro de Berlín también trajo consecuencias para la
Oficina del Historiador, pues muchas obras de revalorización se paralizaron;
aunque los trabajos en la Fortaleza de San Carlos prosiguieron hasta su
finalización, hacia 1991, con una gran esfuerzo del Ejército Revolucionario que
aportó mano de obra voluntaria.
En la actualidad no
se observan tareas de reconstrucción patrimonial por cuenta del presupuesto del
Estado como único ejecutor; pero la Oficina del Historiador asesora y supervisa
iniciativas como la adaptación del puerto de La Habana para convertirlo en un
gran centro turístico, o la adecuación de antiguos palacetes para su nuevo uso
como hoteles. Para tal finalidad el Estado creo la empresa Habaguanex SA que
explota unos 300 sitios de consumo (hoteles, restaurantes, cafeterías, etc.) y
con sus ganancias aporta a esas obras de revaloración.
El imponente restaurante y cervecería denominado Antiguo Almacén
de la Madera y el Tabaco (ya mencionado en otra crónica, ver fotos, arriba), inaugurado el 14 de
marzo último en el interior de una gigantesca barraca portuaria, es un magnífico
exponente de las actividades de Habaguanex SA y la Oficina del Historiador de
La Habana. Un espejo en donde mirarse.
Por último la mención al Palacio de Lombillo, enfrente de
la Catedral de La Habana, sede de la Oficina, donde se aprecia el lujo de una
mansión de fines del siglo 19, mobiliario, cristalería y obras de arte. ¡La
plutocracia cubana vivía muy bien, mientras los negritos que cosechaban caña
eran esclavos de los patrones!
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