martes, 3 de febrero de 2009

Un viaje, muchas emociones, una síntesis

Como en el blog se lee desde lo más reciente hacia lo más antiguo (en orden a la publicación) les anticipo a mis lectores que este apunte es, en realidad, el final de un recorrido por el cuaderno de apuntes y la carpeta del archivo digital fotográfico del viaje que, durante algunos días del mes de enero de 2009, realizamos Dalia y yo por una parte de la enorme geografía de la provincia de Santa Cruz.
Quienes se internen en el blog podrán encontrarse con fotos y comentarios sobre distintos puntos que tocamos en el itinerario. Fue una excursión breve (8 días) pero intensa. Desde Carmen de Patagones le pegamos hasta Caleta Olivia, en donde hicimos la primera noche; al día siguiente a media tarde estábamos en El Calafate. Allí nos instalamos durante otras dos noches ¡en carpa, para no despedazar nuestro modesto presupuesto viajero! Después recalamos otras dos noches en Comandante Piedra Buena, y le dedicamos las dos jornadas al pueblo de Los Antiguos (aquel que "apareció" en los mapas como consecuencia de la lluvia de ceniza volcánica, en 1991). La última jornada fue de retorno a casa. No es mucho, claro, para quienes están acostumbrados a periplos de extramuros marítimos o largos recorridos de travesías selváticas.
La intención de esta página web es contar y mostrar, desde mi enfoque personal. Con el poco (o mucho) oficio de cronista que tengo. Les propongo que le metan con el mouse y se introduzcan en el blog, con toda confianza.
Como una especie de síntesis me permito hacer esta reseña, de lo mejor y lo peor que pude encontrar.
Lo mejor: el paisaje del glaciar Perito Moreno, el avistaje de distintos ejemplares de la fauna silvestre, alguna gente, los cielos y los horizontes, el silencio de la inmensidad.
Lo peor: las ciudades sucias y sin personalidad (como Río Gallegos y Comodoro Rivadavia), alguna gente, el viento arisco, el abandono de las estancias y del ferrocarril patagónico.
Esto es todo. Es el principio del blog, pero es (inversamente, ¡qué cosa!) el final de mi recopilación sobre esta experiencia. Tal vez, en otro momento, incorpore otras crónicas.


Un prodigio de formas y color, el glaciar Perito Moreno. Un recuerdo imborrable en nuestra bitácora. Una imagen como síntesis.



Un joven guanaco ("chulengo" que le dicen) se asoma por arriba del farallón y nos espía.



En las inmensas (y ventosas) playas de Rada Tilly ando yo estirando un poco las piernas, en una pausa de la larga travesía del regreso.



En una chacra de Los Antiguos, Dalia en contacto con las frutas que despiertan sabores dormidos de la infancia.



La industria del petróleo, presente en toda la geografía de Santa Cruz



Lo mejor de Río Gallegos: el museo de los pioneros, con la recreación de aspectos de la vida cotidiana de una familia pudiente de los años 20.



El pasado colonial se mantiene presente, en esta torre de señales del antiguo ferrocarril patagónico, en la desmantelada estación Piedra Clavada



El señor don Piche sorprendido por la cámara, en la playa de Punta Quilla, cerca de la colonia de pingüinos magallánicos.



Dalia y el mate, compañeros fieles e inseparables, junto a los hielos eternos del glaciar Perito Moreno, allá en el extremo santacruceño.



Carruajes que supieron vencer las enormes distancias patagónicas, en la estancia Cerro Buenos Aires, cerca de El Calafate



Un buen momento en "La Zaina", un cálido bodegón de El Calafate

Una perlita, triste ejemplo de transculturización

El cacique Casimiro Biguá, de origen tehuelche, es casi como un paradigma de la transculturización. Su apellido adoptivo era una deformación por el uso de Bivois, el apelativo del corsario francés Francisco Fourmantin que, siendo el indio un niño, se lo compró a su madre por una partida de aguardiente y lo crió en Carmen de Patagones. Ya de grande Casimiro luchó (con las armas que tenía a mano) contra el humillante sometimiento al invasor y trató de establecer relaciones de intercambio comercial más o menos ventajosas para los suyos. En El Calafate, moderna torre de Babel que atrae al turismo internacional cinco estrellas, hay un restaurante y “wine bar” que lleva su nombre. Fíjense en el cartel, una verdadera joyita. Parafraseando al inolvidable Yupanqui: “malhaya, triste destino los indios argentinos…”

Los Antiguos, el pueblo santacruceño que renació de las cenizas


La localidad de Los Antiguos (nombre que tiene origen en el asentamiento en ese sitio de los mayores, “los antiguos”, de las comunidades tehuelches) está ubicada sobre el lago Buenos Aires, recostada sobre la cordillera, en el límite con Chile. Cobró notoriedad en los años ’90 cuando quedó cubierta por cenizas volcánicas (una capa de hasta 70 centímetros, en algunos puntos) y sus pobladores la abandonaron en casi su totalidad. Pero la gente volvió y las esperanzas también. Su principal producción es la de cerezas, un cultivo que no reconoce orígenes históricos, pues fue impuesto a partir de fines de los ’60 en reemplazo de los alfalfares que, hasta esos tiempos, abastecían a toda la región de los contrafuertes andinos.
Dalia y yo llegamos hasta Los Antiguos sin saber exactamente qué nos encontraríamos por allá. Nos recibió un fuerte ventarrón que embravecía el lago y oscurecía el cielo, por la volatilización de los restos de la ceniza que aún permanecen en las laderas de los cerros y los campos sin cultivar. Al día siguiente pudimos visitar algunas chacras y comprar frutas frescas y dulces. Pero comprobamos que esta población no ofrece servicios organizados al turista, aunque su entorno natural es muy interesante.

Las ruinas del ferrocarril patagónico


El ferrocarril "Puerto Deseado-Las Heras", en Santa Cruz, fue parte del proyecto de Fomento de los Territorios Nacionales de 1908 que, entre otros objetivos, pretendía unir la costa patagónica con su cordillera y a esa región con el resto del país.
Comenzó a construirse en 1909 y las obras se paralizaron en 1914, debido a la Primera Guerra Mundial. En 1915 comenzó la explotación de la línea inconclusa, hasta que en 1978 el gobierno nacional decidió cerrarla por deficitaria, como muchas otras vías del país.
La línea Deseado al Nahuel Huapi sólo llegó a 283 de su cabecera, hasta La Colonia Las Heras, ubicada en medio de la estepa patagónica, sin avanzar hasta los fértiles valles andinos. En nuestro viaje por Santa Cruz pudimos detenernos en las ruinas de lo que fue la estación Piedra Clavada, sobre la ruta provincial 43. Es muy triste observar el deterioro de sus instalaciones y pensar que ese sitio, hoy abandonado, fue un punto de intensa actividad con la ganadería lanar hace unos 70 años.
Hace algunos meses la presidenta Cristina Fernández (que algo tiene que ver con Santa cruz) anunció la reactivación del ramal, con la finalidad de adaptarlo a las actuales explotaciones petrolíferas.


domingo, 1 de febrero de 2009

Las estancias patagónicas, espectáculo para el turismo y testimonio desolado de un modelo económico colonial



Dos imágenes contrapuestas sobre un mismo aspecto de la geografía patagónica: sus estancias de explotación lanera. Arriba el abandono reina en Monte Entrance, un paraje situado cerca de Puerto Santa Cruz, sobre la costa. El establecimiento está paralizado hace muchos años. Abajo un galpón de esquila reciclado y limpio, para brindar un espectáculo pintoresco al turista, en cercanías de El Calafate, sobre la cordillera. Lo que fue hasta mediados del siglo 20 el exponente más cabal de un modelo de economía colonial, con grandes estancias que casi no pagaban impuestos, explotaban a su personal y se llevaban toda la riqueza para Inglaterra, es ahora un muestrario singular ante los ojos de los visitantes.

Estancia Monte León, de la explotación privada al dominio público



La Estancia Monte León (al sur de Cte. Piedra Buena, Santa Cruz) perteneció a la firma “The Southern Patagonia Sheep Farming Company Limited”. Esta gran explotación ovina pasó en 1920 a la familia Braun, quienes continuaron con esa actividad hasta el 2001. En aquel año una gran parte de las instalaciones fueron compradas por la Administración Nacional de Parques Nacionales, para la creación del primer parque nacional costero de la Argentina. Se trata de una zona de enorme riqueza faunística: con la presencia de una importante colonia de lobos marinos y miles de aves costeras de todo tipo.

El gran galpón de esquila (ver foto abajo) está siendo actualmente reacondicionado como "centro de interpretación faunística, pero en una parte se conservarán los bretes en donde se esquilaban miles y miles de ovejas.



Esta fue la sede de la administración de Monte León y actualmente es la vivienda de uno de los guardaparques de APN, un cambio positivo que pone en valor público lo que fue la base de operaciones de una firma que explotaba comercialmente la riqueza ovina patagónica.



Por este galpón de esquila, de la antigua estancia Monte León, provincia de Santa Cruz, pasaron muchos miles de ovejas, durante los casi 100 años de actividad continuada de la empresa. Los técnicos de Parques Nacionales que trabajan para su adaptación como "centro de interpretación faunística" comentaron que "es imposible eliminar el olor concentrado a orines que impregnó los tablones de madera del piso durante tanto tiempo". En el ventoso silencio de la tarde de verano todavía parecía escucharse el balido lastimero de los lanares.



Unos pocos kilómetros al sur de Cte. Luis Piedra Buena, al costado de la ruta nacional 3, se encuentra el viejo casco de la Estancia Monte León.