domingo, 9 de enero de 2011

Luis Facio, realizador de la restauración

La restauración de la chata La Pichona demandó varios meses de intenso trabajo, bajo la dirección y mirada vigilante del herrero Luis Facio. Fue entrevistado en su taller de las afueras de Viedma, en mayo del 2010, para la serie "Perfiles y Postales" de Noticias de la Costa y este es un fragmento de esa nota.
"En estos días el protagonista de la obra es el herrero Luis Esteban Facio, 83 años, que con notable empuje y dedicación pone todo su empeño en un emprendimiento que venía proyectando desde muchos años atrás.

“Poder reparar o reconstruir a La Pichona era mi preocupación por lo menos desde 6 años atrás, ya lo había hablado con Cholino y estaba siempre a la espera de la ocasión. Se tomó la decisión y aquí estamos, trabajando en una reconstrucción, porque lamentablemente el mal estado de los materiales viejos hacía imposible una restauración” le dijo al cronista, mientras lo acompañaba en la recorrida por el galpón y el patio posterior, de su establecimiento “Remembranzas”.
Una enorme rueda, de 3,85 metros de alto, preside el espacio, como una clara advertencia sobre la monumentalidad de los trabajos. En el suelo una gran cantidad de piezas de madera y metal parecen dispersas sin ningún orden. Pero Facio aclara que “es el despiece de la chata, todo está acá presentado en el piso para ir haciendo las piezas nuevas, cada parte vieja es un molde para copiar”.
Después, en el galpón bajo techo, la nueva caja de La Pichona impresiona por sus dimensiones: 6,25 metros de largo por 1,25 de ancho, con el pescante avanzando hacia delante. Toda esta parte realizada con madera de pino, en gruesos tablones; con abundancia de bulones y herrajes que le aseguran fortaleza para el eventual transporte de pesadas cargas.
“Las ruedas de atrás pesan entre 800 y mil kilos cada una, las llantas son de media pulgada y pesan unos 100 kilos de hierro solo, para enllantarlas tendremos que preparar un aparejo especial” adelanta Facio.
Admite que “es un trabajo duro, intenso, pero me brinda una enorme satisfacción”; y añade que “desde los 8 años, cuando entré como aprendiz en el taller de Américo Nozzei, en Tandil, siempre me imaginé que alguna vez en mi vida podría estar haciendo un trabajo de este tipo”.
Reconoce que el compromiso asumido es de una enorme responsabilidad, pero señala que “con inteligencia y práctica todo es posible”.

1 comentario:

  1. Estimado Carlos, gracias por la información tan valiosa que nos obsequias a tus lectores. Hemos hecho una especie de trueque de datos. Te envío un cálido abrazo te agradezco por haberme citado en el otro blog.
    Mariana S. Boh
    marianasboh@gmail.com

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