domingo, 9 de enero de 2011

La Pichona volvió a ser un orgullo para Patagones




Hubo un tiempo en que la chata de Pozzo Ardizzi, "La Pichona", era un auténtico orgullo para Carmen de Patagones y su gente; por su enorme capacidad de carga y las generosas dimensiones de sus ruedas, que le permitían atravesar los más pesados guadales. Alguna vez Emma Nozzi, directora fundadora del Museo de Patagones, se preocupó por su estado y decidió donar dinero de su sueldo para la restauración.
Pero el objetivo no se cumplió, y allá por el año 2005 este cronista tomó las imágenes de más arriba, con la chata destruida, convertida en una ruina, en un campo de jineteada abandonado al norte de la población.
A principios del 2010 los restos desarmados de "La Pichona" llegaron al taller de Luis Facio (ver abajo) y por cuenta del empresario Alberto Pozzo Ardizzi (nieto del propietario del fabuloso carruaje) comenzó la tarea de reconstrucción. Pasaron varios meses y hace pocos días, el 7 de enero de 2011, "La Pichona" fue entronizada en uno de los jardines que rodean el acceso a Carmen de Patagones por la avenida Yrigoyen, muy cerca de la estación de servicio de Pozzo Ardizzi.
El cronista se acercó para observarla y sintió una profunda emoción. Porque el vehículo que tantos miles de kilos de carga transportó, que tanta riqueza movió, que tanto trabajo generó, vuelve a ser un orgullo para Patagones. ¡Es muy probablemente la chata restaurada más grande que se conserva en todo el país, y está aquí en nuestra tierra para ser motivo de atracción!.

Luis Facio, realizador de la restauración

La restauración de la chata La Pichona demandó varios meses de intenso trabajo, bajo la dirección y mirada vigilante del herrero Luis Facio. Fue entrevistado en su taller de las afueras de Viedma, en mayo del 2010, para la serie "Perfiles y Postales" de Noticias de la Costa y este es un fragmento de esa nota.
"En estos días el protagonista de la obra es el herrero Luis Esteban Facio, 83 años, que con notable empuje y dedicación pone todo su empeño en un emprendimiento que venía proyectando desde muchos años atrás.

“Poder reparar o reconstruir a La Pichona era mi preocupación por lo menos desde 6 años atrás, ya lo había hablado con Cholino y estaba siempre a la espera de la ocasión. Se tomó la decisión y aquí estamos, trabajando en una reconstrucción, porque lamentablemente el mal estado de los materiales viejos hacía imposible una restauración” le dijo al cronista, mientras lo acompañaba en la recorrida por el galpón y el patio posterior, de su establecimiento “Remembranzas”.
Una enorme rueda, de 3,85 metros de alto, preside el espacio, como una clara advertencia sobre la monumentalidad de los trabajos. En el suelo una gran cantidad de piezas de madera y metal parecen dispersas sin ningún orden. Pero Facio aclara que “es el despiece de la chata, todo está acá presentado en el piso para ir haciendo las piezas nuevas, cada parte vieja es un molde para copiar”.
Después, en el galpón bajo techo, la nueva caja de La Pichona impresiona por sus dimensiones: 6,25 metros de largo por 1,25 de ancho, con el pescante avanzando hacia delante. Toda esta parte realizada con madera de pino, en gruesos tablones; con abundancia de bulones y herrajes que le aseguran fortaleza para el eventual transporte de pesadas cargas.
“Las ruedas de atrás pesan entre 800 y mil kilos cada una, las llantas son de media pulgada y pesan unos 100 kilos de hierro solo, para enllantarlas tendremos que preparar un aparejo especial” adelanta Facio.
Admite que “es un trabajo duro, intenso, pero me brinda una enorme satisfacción”; y añade que “desde los 8 años, cuando entré como aprendiz en el taller de Américo Nozzei, en Tandil, siempre me imaginé que alguna vez en mi vida podría estar haciendo un trabajo de este tipo”.
Reconoce que el compromiso asumido es de una enorme responsabilidad, pero señala que “con inteligencia y práctica todo es posible”.