miércoles, 11 de noviembre de 2009

Tras las huellas de Mollie por Huanuluan

Caroline Holder (en la foto, a través de la rueda) volvió al país. Es argentina de nacimiento pero hace más de 36 años que vive en Inglaterra, en donde se radicó en 1973 para estudiar el idioma sajón en profundidad. Allá, en el 2006, descubrió el libro con las memorias de una niña inglesa, Mollie Robertson, que pasó algunos años de su infancia, entre 1919 y 1922, en las estancias de Talcahuala (cerca de Sierra Colorada, Río Negro) y Huanuluán (entre Ingeniero Jacobacci y Clemente Onelli, también en la meseta sureña rionegrina) donde su padre fue mayordomo y administrador. La traducción de "The sand, the wind and the sierras" (La arena, el viento y las sierras) comprometió a Caroline en el estudio a fondo de los temas de la Patagonia. Se puso en contacto con el historiador Ramón Minieri (autor de "Ese ajeno sur", una obra de análisis de las estancias británicas y su estructura de coloniaje) y quiso conocer en directo el escenario de las aventuras infantiles de Mollie. Por eso vino en el otoño del 2008 y volvió en esta ventosa y fría primavera del 2009. Para seguir tras las huellas de aquella niña, para bucear en su historia y recortar su figura en el paisaje de árida soledad. La acompañaban Ramón Minieri, analista de la historia; y el autor de este blog, un simple cronista.
Caroline disfrutó el contacto con cada rincón de la estancia Huanuluan, que ya no es un paraíso de producción como lo fue hace 90 años, pero todavía ofrece vestigios de su antiguo esplendor . Junto con Bibiana Buzzi, directora del Instituto Técnico Superior de Turismo de Jacobacci, y algunas de sus profesoras, se recorrieron algunos sectores tan importantes como el viejo galpón de la esquila. Este sitio, en donde la niña Mollie correteaba entre los fardos de lana, fue el corazón productivo de Huanuluán. Hoy todo es silencio y quietud, sólo alterados por el zumbido del viento sobre el techo de chapa. Don Juan Chuburu, ocupante de una parte de las instalaciones de Huanuluan, mostró a Caroline y Ramón el interior de la casa principal de la estancia. Allí vivió Mollie con sus padres. Una de sus habitaciones era el dormitorio en donde la pequeña inglesa cobijaba a sus mascotas (varios perros, una cabra, algunos guanacos, caballos y gatos) y las protegía del frío ¡metidas entre sus cobijas!


En la punta opuesta de Huanuluán se visitó el "cajón de Mairal" que pertenecia al estabelcimiento de Turconi y hoy es "Los Sauces" del Negro Díaz (en la foto) y sorprende con su paisaje escarpado.




3 comentarios:

  1. Desde la compu de Ramón Minieri: Gracias Carlos por tus palabras - ha sido un viaje involvidable. Cuando vuelva a Inglaterra será triste pero feliz mirar mis 700 fotos y recordar esta visita tan especial, que espero se repita un día no muy lejano.
    Un abrazo
    Caroline

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  2. Pertinente y bella crónica, amigo Carlos. Y más allá de ella, creo que te has convertido en un protagonista central (aunque tu modestia no te deje señalarlo) en el proyecto Mollie Robertson y en el entramado de relaciones, momentos y rescates que va generando. Y con vos la querida amiga Dalia, que de manera tan discreta y eficaz ha organizado un espacio de encuentro en la Biblioteca de la Legislatura. Tiemponautas, más que eternautas, cómo no quererlos. Abrazo de Ramón.

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  3. Felicitaciones por la extraordinaria excursión hacia los orígenes, hacia la historia misma de nuestra provincia, con respeto por sus tradiciones y la valoración cultural que significan estos testimonios.
    Por tanta información "basura y sensacionalista " que acostumbra brindarnos la modernidad, este hecho histórico cultural es de enorme valor. Para todos aquellos que dieron su trabajo y apoyo para que este signo de vida intensa,con objetivos, se hiciera realidad.Gracias, gracias.
    Desde Sierra Grande...
    Ada Ortiz Ochoa (Negrita)

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