Domingo Pronsato (1881-1971) era bahiense, doctor en física e ingeniero especializado en electricidad con títulos logrados en Italia en 1906. Pero fue, sobre todas las cosas, un soñador de grandes obras, como el Ferrocarril Trasandino con alcance al puerto chileno de Talcahuano, Chile; y el acueducto entre Huelches y Bahía Blanca, para abastecer a esa ciudad con aguas del río Colorado.
La figura de Pronsato fue muy reconocida entre los años 40 y 60 de la centuria pasada, sobre todo por una serie de publicaciones que tuvieron, en su ciudad natal, una importante difusión a través del diario ‘La Nueva Provincia’ que lo distinguía permanentemente, por su adhesión al modelo hegemónico sobre el sur argentino, que el centenario matutino mantiene como una de sus columnas editoriales.
Una entidad de gran predicamento en la ciudad bonaerense, como la Corporación del Comercio e Industria, le rindió reciente homenaje con la imposición de su nombre a la sala de directorio, y las referencias sobre su vida ocuparon fugaz espacio en la prensa de la zona.
En la geografía urbana bahiense su recuerdo se encuentra en una despintada referencia histórica en la esquina de las calles Belgrano y Dorrego, que indica que allí se encuentra la casa en donde vivió; un busto sin placa que lo identifique, en la vereda de la misma calle Dorrego, al costado del teatro Municipal; un monumento en el cementerio bahiense, cercano al panteón familiar, en donde también es notorio el abandono; y una arteria en la periferia, de tan solo 8 cuadras de extensión.
En un barrio de Bahía Blanca, Villa Hardeen Green, la biblioteca popular tiene su nombre; un reconocimiento apropiado porque aquel físico e ingeniero fue un apasionado amante de los libros.
Con "P" de PatagoniaEl nombre de Domingo Pronsato se vinculó con fuerza a la Patagonia, por su intenso conocimiento de buena parte de su territorio norte, en las recorridas efectuadas entre 1916 y 1930 tras las huellas de Bailey Willis y Ezequiel Ramos Mexía, cuando el trazado del ferrocarril entre San Antonio Oeste y Bariloche avanzaba con muchas dificultades. Uno de sus libros, de 1947, lo tituló con inspirado sentido poético como “Patagonia proa del mundo” y otro, casi en el ocaso de su vida, en 1970, se llama “El desafio de la Patagonia”; en el ínterin propuso el Trasandino del Sur y hasta organizó, con sede en Bahía Blanca, un Congreso Trasandino en el que intentó dar amplio impulso a su proyecto, sin resultado valioso, por cierto.
Fue copartícipe de la formulación de la región llamada Comahue, en los años 60, y por ello mismo le dedicó uno de los más ricos capítulos de “El desafío de la Patagonia”, defendió a ultranza al puerto bahiense, difundió la colosal obra de la dupla Bailey Willis-Ramos Mexía que ya mencionamos, y también puso de relieve las hazañas del ilustre maragato Piedra Buena.
Hay en su pensamiento una sólida unidad conceptual, que acompañó con gestos, y escritos abundantes, la mayor parte de ellos elaborados de memoria y al dictado (con la ayuda de una fiel secretaria) pues los últimos 20 años de su vida los transitó en absoluta ceguera.
¿Las ideas de Pronsato quedaron en el olvido por la sencilla razón de que son antiguas, y fueron superadas por otros modelos mejores? Para responder esta pregunta es conveniente hacer, en forma previa, una serie de reflexiones.
Pronsato fue formado intelectualmente en el marco de las ideas del progreso material anclado en la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, en el modelo agro exportador de la Generación del 80 donde el derrame de los beneficios sólo alcanzaba a la clase gerencial. Pero, ya en la década del 40 efectuó una paulatina conversión, con un acercamiento al modelo estatista de los primeros tiempos del peronismo; y una clara afinidad con el desarrollismo frondicista de fines de los 50. Pero, sin embargo, los hombres de ideas fundacionales para el desarrollo patagónico en la etapa de provincialización de sus territorios, como el rionegrino Edgardo Castello, poco tuvieron en cuenta sus aportes.
Este cronista, que muchas veces escuchó mencionar a Pronsato entre amigos inquietos acerca de los grandes temas patagónicos, también ha recogido reparos hacia su persona, tales como “sus diagnósticos eran buenos, pero su único sueño era mantener el poder de Bahía Blanca sobre toda la Patagonia, sin abrir el juego al crecimiento de otros puntos de la región”.
Esto es cierto, cabalmente, y el propio Domingo Pronsato en una parte de su obra “El Desafío de la Patagonia” sostenía que la ciudad de Bahía Blanca tiene afinidad con la Patagonia por el sustrato geológico y puntualizaba “…de allí nace la tendencia natural de los bahienses, de sentirse parte integrante del destino de la Patagonia y comprometidos a colaborar en su crecimiento, y de lo cual el autor fue siempre un ardiente partidario”.
“Por otra parte Bahía Blanca no se presenta para los pobladores del sur como un centro absorbente, sino por el contrario, es un centro radiante de cultura y de actividad comercial e industrial. (…) Hace falta que los patagónicos, no bahienses, así lo entiendan y sepan utilizar para sus intereses concretos la estructura de la gran ciudad de Bahía Blanca, que indudablemente promete un extraordinario porvenir”, añadía en la página 102 del libro citado. ¡Una absoluta confesión, honesta y directa!
Tras estas consideraciones se puede afirmar que las ideas de Pronsato han sufrido el paso del tiempo y una serie de situaciones que cambiaron el escenario económico, político y social del país y la Patagonia. Pero, aún así, no se las tiene en cuenta ni siquiera como antecedente histórico, por esa contumaz costumbre de la dirigencia argentina de ignorar la documentación pre existente, no consultar en los archivos ni bucear en las bibliotecas.
Pronsato en el documento fílmico
Afortunadamente, el ideario y las alternativas muy variadas de la vida de Domingo Pronsato se pueden conocer ahora, casi 38 años después de su muerte acaecida el 5 de noviembre de 1971.
La biografía del agudo observador, aplicado ingeniero y, también, talentoso pintor, ha sido llevada al video documental por Alberto Freinquel, experimentado y reconocido cineasta radicado hace muchos años en Bahía Blanca; con acertado guión de la historiadora Ana Luisa Dozo. La película, un testimonio construido sobre la base de un imaginario relato auto referencial del protagonista, fue titulada “Pronsato, el desafío de la Patagonia”. Contiene, en sus 67 minutos de duración, bellas imágenes alusivas a los sueños de Pronsato, con locaciones en muchos de los sitios por donde transitó aquel ávido investigador, desde su infancia en una vieja posta, hasta sus años ancianos en la casona de Dorrego 204, en Bahía. Freinquel, prolijo y metódico en el tratamiento de la imagen, cuidadoso en el manejo de la abundante información disponible, seleccionó con rigor y responsabilidad los aspectos más notables de la compleja personalidad del biografiado.
Testimonio del realizador
Este cronista asistió, en el auditorio de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca, a una proyección del filme y dialogó con Freinquel. Lo que sigue son algunos fragmentos de su testimonio, sobre Pronsato, su ocasional trato personal con él y el rescate de notable material de archivo usado en la realización de la película.
“Cuando llegué a Bahía Blanca en 1966 vivía a dos cuadras de la casa de Pronsato y cuando iba para el canal 7 (en donde era camarógrafo del noticiero, con su cámara Bolex de 16 milímetros, blanco y negro) pasaba todos los días por la esquina de Belgrano y Dorrego, y una mañana me llamó la atención verlo, con su boina y su ponchito, parado como mirando el horizonte. Lo saludé, sin darme cuenta que ya estaba ciego, y seguí para el canal; allí comenté mi encuentro y un compañero me advirtió que se trataba de un patriota bahiense, pero me dijo: ahora todos lo esquivan, porque lo consideran un pesado. Pasó el tiempo y en julio de 1971 Eduardo Cenci, que era cronista del informativo, me dijo: hoy cumple 90 años Pronsato, y me propuso que fuéramos a filmarlo, porque con el tiempo la gente de Bahía Blanca lo iba a considerar un prócer.
Fuimos, en efecto, y lo pude filmar junto a su esposa Elisa, al lado del hogar, soplando la vela de una torta. Yo me fui del canal en 1980 y supe que, con el transcurrir de los años, el archivo de esas filmaciones se había ido perdiendo, con la mudanza de lugar y otras cuestiones. Cuando arranqué con el proyecto de esta película me acordé de esa filmación y fui a ver si la encontraba. Quedaban unas 3.500 latas, con diez minutos de filmación cada una, del total de 7.000 que se habían guardado. Me dije: voy a abrir 100 latas, para ver si tengo suerte, y en la lata número 80 encontré el rollito de aquella filmación del cumpleaños de Pronsato. ¡Ese material me estaba esperando, después de más de más de 37 años!”.
“Después, contándole esta anécdota a una persona relacionada con la Asociación Artistas Plásticos del Sur, me enteré que esa entidad conservaba una filmación de Pronsato en aquel formato reducido familiar de 8 milímetros, en colores. Llevé los dos fragmentos a un telecine de Buenos Aires y los pude integrar a la historia, ya digitalizados. También le sumé fotos que se habían guardado en una serie de baúles, con una impresionante calidad de conservación. Como si todo hubiese quedado inmóvil en el tiempo, tuve mucha suerte y se dieron circunstancias mágicas en la realización de esta película”.
Con esa humildad que caracteriza a los realizadores tenaces y laboriosos Freinquel le adjudica a circunstancias fortuitas lo que es, en realidad, la consecuencia de su dedicación intensa al rescate de los notables perfiles de Domingo Pronsato. Una figura emblemática, un hombre que pensó la Patagonia y debe ser conocido.