martes, 22 de febrero de 2011

Del otro lado de la Patagonia, el encuentro de las aguas del Imperial con el Pacífico

 Las brumas de la mañana ocultan la tranquila aldea marítima que los araucanos llamaron 'Conun traytray có' y actualmente es Puerto Saavedra, sobre la costa chilena.



 Recién al mediodía la niebla corre el telón y comienza a divisarse el mar con toda su magnífica extensión; y en la infinita tarde el sol empezará a caer en el Pacífico.


En tierras de la Araucanía, en Chile, donde las aguas del caudaloso río Imperial desembocan en las playas intensas del Pacífico la población original se llamaba ‘Conun traytray co’, que en el mapundung quiere decir “encuentro de las aguas”. Aquel nombre definía la característica geográfica y la generosa disposición de la naturaleza para que germinaran los buenos pastos y se alimentaran abundantes manadas de guanacos. Pasaron los años y tras la llegada del hombre blanco el poblado se llamó Bajo Imperial; cuando la prepotencia del Remington se propuso arrinconar a los antiguos dueños de la tierra junto al mar; y más tarde al gobernante de turno se le ocurrió rebautizarlo como Puerto Saavedra, en homenaje al coronel Cornelio Saavedra Rodríguez (nieto de “nuestro” Cornelio Saavedra de cuestionable desempeño en tiempos de la Revolución de Mayo), que fue el autor del plan de exterminio indígena llamado ‘Pacificación de la Araucanía’.

El cronista llegó a “Conun traytray có” en una neblinosa mañana de febrero, siguiendo las orillas del río Imperial. Recién en horas del mediodía la bruma marina corrió levemente el telón gris y permitió apreciar el cerro Maule y sus playas, sacudidas por el oleaje incansable de ese mar al que Hernando de Magallanes llamó Pacífico quizás por excesiva demostración de humor lusitano.
La antigua aldea de pescadores guarda memorias de trágicos naufragios, como el del vapor ‘Cautín’ que se hundió con 150 pasajeros que volvían de una peregrinación religiosa un domingo de enero de 1948; pero la mayor catástrofe de su historia ocurrió el 21 de mayo de 1960, cuando un maremoto (posterior a un fuerte terremoto) literalmente la borró del mapa. ‘Conún traytray có’ quedó abandonada y desierta por casi una década, y comenzó a repoblarse activamente por los años 80, merced a un plan de fomento gubernamental.
En la actualidad funciona como modesto apostadero de vacaciones de verano para los chilenos de Temuco, Carahue y otras ciudades de la zona. Muy cerca está el lago salado Budi, cuya “boca” al mar es otro punto interesante para conocer. Todo en un mismo territorio de paisajes marinos unido por el mismo cielo de contrastes grises, que dominan las gaviotas y los albatros.
El cronista percibió pretéritas vibraciones de la tierra, quizás como los ecos del maremoto de hace 50 años; respiró las voces saladas de los araucanos en lucha valiente por la defensa de sus derechos y contempló la fusión del sol en el mar cuando llegó el atardecer de aquella jornada de sentimientos reveladores. Una mirada al otro lado de la Patagonia, un mismo territorio de playas salvajes.
(Las fotos son de Elida Dalia Chaina)

2 comentarios:

  1. ¡Maravilloso! ¡Todo! ¡fotos, relatos, temas..., todo! Un verdadero documento, tanto histórico, como turístico y geográfico. Me dieron muchas ganas de ver por segunda vez esos lugares. Digo por segunda vez, porque la mirada del cronista, del fotógrafo y de otros que hayan participado de este viaje, me ha grabado en la retina y en el corazón el misterio histórico y humano de esos lugares. ¡Enormes felicitaciones!
    No puedo "urgar" y deleitarme en un trabajo que me atrae, porque en esta zona, internet no ofrece una buena conexión. Te deja a medio camino. Gracias, Carlos, por invitarme a visitar este jerarquizado sitio. Un gran abrazo. chau. Negrita

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